jueves, 13 de agosto de 2009

De barrios, parques y conciertos, día 21

Hoy, por consejo de Montse y de Stefano, me voy a acercar a ver el barrio judío de Londres, que por lo visto son gente de lo más característica, de esas cosas que solo se ven en los documentales y si alguna vez tienes ocasión de verlo en vivo tratas de hacerlo.

Tres paradas de bus a lo bobo hasta el final de línea y después a coger otro en sentido opuesto hacia Stamford hill. En bus por que el metro no llega hasta allí, así que me voy preparado, me coloco en la planta de arriba con portátil y todo, y en plan friki me dispongo a pegarme un viaje de casi una hora hasta mi destino. Ya dos paradas antes de llegar puedo empezar a ver alguno de los típicos sombreros de ala ancha tan de moda. Cuando llego al meollo no encuentro muchas muestras de los que andaba buscando, ciertamente he elegido un mal día pues hoy y a esta hora todos están currando o en sus casas descansando. Sin embargo si que me cruzo con un par de grupos y una familia de padre, madre y el niño de diez/once años con el pelo cepillín, el gorrito ceñido llamado kipá o yarmilke y unas ensortijadas patillas hasta los hombros.

Tras un entretenido paseo me busco la forma de llegar a Regent's park para conocer este parque un poco más en profundidad. Paso junto a una gran mezquita que linda con el parque y con una afluencia de gente importante y lo primero que encuentro al entrar al parque es un amplio embalse en el que puedes alquilar una barquita para dar un paseo por él entre patos, palomas y cisnes.

Al adentrarme un poco más me doy de lleno con una curiosa zona en la que hay parte de columpios, un par de casetas construidas en tela y madera para realizar talleres y un par de casas hechas entre las ramas de los árboles. Una de ellas una sala de juegos y la otra una sala árbol de lectura repleta de libros de toda clase de temas, aunque abundaban los de astrología, geografía y dedicados a partes del mundo. Desde luego un muy buen sitio para pasar un rato de tranquilidad disfrutando de algo, tan difícil de encontrar en esta ciudad, como es el silencio, de la ausencia de ruidos de motores y el bullicio de las calles. Un gran descubrimiento. Me adentro un poco más en el parque y encuentro un gran descampado en el que hay gente jugando en improvisados campos de fútbol, haciendo footing, paseando al perro o simplemente echando la tarde al sol, y a eso sí que me apunto yo xD, así que me sado mi cervecita y mis patatuelas y me tumbo en una pequeña loma a pegarme un rato de sol y birra, que me encanta.


Por la noche he quedado con Guille para dar una última vuelta por el Londres nocturno. Hoy vamos a ir a ver algo de música en directo en el Old blue last, un conocido bar en el que casi todos los días de la semana se puede encontrar a algún grupo de la escena punk británica haciendo las delicias del público. Nos tocó en suerte Noisestar, que como podréis apreciar por el nombre se jactan de hacer un excelente ruido, y la verdad es que no lo hacían nada mal. En realidad hubo dos grupos, nunca sabremos quienes eran el grupo de cartel pues ninguno estuvo más de veinte minutos. El primero intentaba experimentar con los sonidos que nadie emplea de la guitarra y el bajo metiendo ritmos de sintetizador en vivo, les salía un sonido muy parecido al de ultratumba en ocasiones y con tintes punk cuando el batería se ponía a aporrear con terrible saña sus cajas y el resto del equipo seguía el ritmo. Era divertido ver al guitarrista arrastrando las cuerdas de la guitarra por el suelo o sujetando ésta colgando de una cuerda mientras con la otra mano golpeaba el mástil o la caja para hacer sus sonidos particulares. La segunda banda hacía algo más parecido al punk como lo conocemos, con una muy buena batería, un guitarreo duro, un buen bajo y para rematar un tipo con un sintetizador metiendo ecos y efectos de por medio. Me gustaron los dos, pero los primeros se llevaban la palma. Al salir del Old blue last un ratico a lo que ya casi es un after que cerró a eso de la una y media y de ahí a casa a descansar.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Empieza la cuenta atrás, día 20

Una nueva semana, y me pongo las pilas para hacer una buena selección de los últimos lugares que visitar en mi estancia en Londres. Dentro de la lista encuentro uno al que no me puedo resistir, el Real observatorio de Greenwich, así que tras hacer algunos recados me pongo en marcha. Para llegar hasta allí hay que desplazarse en un tren ligero (DLR), ya que las líneas de metro no llegan, sin embargo el transbordo de la estación de metro hasta la de tren no es de más de cuatro minutos, así que no hay pérdida. La estación de tren se encuentra en medio de un bonito barrio de casitas bajas y para llegar al observatorio hay que andar unos diez minutos.

No es difícil encontrar una oficina de información en la que te indican con todo lujo de detalles todo lo que necesites saber sobre la zona, que te marquen puntos de interés en el mapa que te ofrecen o cualquier cosa que puedan hacer por tí. Tras atravesar el citado barrio llego a un parque de buenas dimensiones y con un césped perfectamente cuidado, como todos los que se encuentran por esta ciudad, es un detalle que el clima propicie unos parques tan bien cuidados, pues al mínimo rato que el sol aprece ya te encuentras el césped lleno de sombrillas y de gente aprovechando los pocos rayos de sol que tienen al año.


Pues en una pequeña colina en el centro del parque se encuentra el Real observatorio de Greenwich, famoso por que por él pasa el meridiano cero de la tierra, desde el que se comienzan a contarse el resto de meridianos y por tanto la referencia horaria para todo el planeta tierra. Pero no solo es un punto importante por su meridiano, sino que también fue un afamado observatorio astronómico y se puede realizar un interesante paseo explicativo que te introduce un poco en los misterios del universo que nos rodea y del que tan poco sabemos. Además, hay también un Planetario, al que se puede acceder previo pago de una entrada, que me quedé sin poder visitar por llegar poco después del comienzo del último pase, pero un planetario siempre es una buena opción para 'turistear'.

No sé en que momento se me ocurrió la brillante idea de, bueno, volveré en autobús, así conozco un poco más de Londres. No se lo recomiendo a nadie que no se lleve un libro para leer o algo para entretenerse durante más de una hora y media (todo depende de cual sea el destino, por supuesto). Si hay tráfico el viaje se convierte en algo lento y pesado nada recomendable para unas vacaciones.

A la vuelta una cenita rápida con Guille en mi casa y a descansar.

martes, 11 de agosto de 2009

Un largo fin de semana, dias 16, 17, 18 y 19

Para comenzar bien hemos conocido a un canadiense muy de "hey man, what's up, man?" que al parecer se aburre bastante en su trabajo y nos ha querido enseñar, al final de su turno,de trabajo, las márgenes ocultas del Támesis donde se pueden estar horas pasando desapercibido por la gran ciudad, así que Magdalena y yo nos hemos ido con él a dar una vuelta. Tras sacarnos allí unas fotos y disfrutar de la tranquilidad matinal y el día soleado junto al río hemos vuelto al hostal a buscar a Pablo y a Alex para acercarnos a dar una vuelta a The monument. Estos no han querido subir, no sé si por las 2 libras que cuesta para estudiantes o por los 311 escalones que hay de escalera de caracol para llegar hasta arriba, pero la verdad es que merece la pena completamente, la vista panorámica es espectacular, tengo preparadas las fotos para hacer una panorámioca que en cuanto pueda pondré en este artículo.

Ellos me han esperado en un Starbuck's donde me reencuentro con ellos y por fin consigo mi ansiada taza (más bien tazón) de la citada casa de cafés. En mi próximo viaje conseguiré otra taza de Starbucks de otro tamaño, hasta que termine la colección... Al salir me despido de los rondeños, que en unas horas tienen que coger el avión de regreso a casa y me pongo en camino al encuentro de Fini, que está con Nico en el centro, que acada de llegar del mismísmo París. Al poco de encontrarlos llega también María y juntos nos ponemos en camino a refugiarnos de la intensa lluvia que cae sobre nuestros endebles paraguas. Lo mejor que encontramos es Shakespeare's head, así que allí nos adentramos a tomar una pinta y a parlotear plácidamente mientras dejamos que la lluvia cree riadas de agua a las puertas del local. Durante más de cuatro pintas per cápita estuvo lloviendo a cántaros hasta que por fin nos dejó salir para regresar a nuestras casasSsS.

El viernes, tras una mañana de descanso y algo de trabajo de clase, me reúno nuevamente con Fini y con Nico para dar una vuelta por Soho. La verdad es que cada vez que paso por ese barrio descubro algo nuevo. Esta vez ha sido un curioso edificio que según explicaciones posteriores de nuestro guía y mentor Fini, se trata de la casa de un antiguo viajante que traía telas y otras maravillas de las indias y las vendía en su casa y ahora había derivado en Liberty, una especie de almacenes de objetos de alta gama o al menos sí de alto precio. Una vez más pasamos por Waxy Oconnor's y de vuelta a casa pronto pues esta noche pretendemos pasar por Factory, una de las discotecas más afamadas de la ciudad.

En mi casa espero a Eva, que viene a Londres de su aburrido puebo para el fin de semana, y a Guille, con el que he estado esta misma tarde comprando unas entradas para ir a ver el teatro al Globe theatre, el teatro en el que Shakespeare hiciera sus primeros pinitos. Tras tomar algo en casa con mis compañeros de piso nos ponemos en camino hacia el punto de encuentro con Fini, María y Nico para acercarnos a la discoteca. Por fortuna, según me enteré más tarde, no pude entrar. Aunque el ambiente debía merecer la pena, pagar quince libras para entrar a un sitio en el que la música es un truño mayúsculo a pasar allí cuatro o cinco horas no creo que compense, así que dimos una vuelta por la zona y tras vagar un poco encontramos las líneas que nos llevaban a casa.

El sábado fue de tranquilidad hasta que llegó la hora de ir a ver el teatro. Había quedado con Guille en bajo el puente del Milenio a las siete para ver la función. El teatro Globe está inmediatamente al lado del Tate modern, así que en dos escasos minutos estamos esperando a que abran las puertas para entrar. Tenemos entradas "standing", dígase, de piés todo el tiempo que dure la obra, pero para ver el interior del teatro y una obra de teatro clásico en el mismo entorno que se podía ver hace cientos de años es algo que no tiene precio. La obra es Helen, de Eurípides, y aunque se trata de una obra clásica el montaje del escenario y la adaptación es de lo más modernillo, lo que nos extraña a primera vista. La obra es entretenida, aunque a Guille no parece apasionarle, pues no le van las adaptaciones sino que se queda con el teatro tal cual se escribió hace chopocientos años.

Después nos toca visitar un bar de salir típicamente londinense para reunirnos con Fini y co. Cuando llegamos al O'Neills en Chinatown la cola para entrar es larga pero la espera y las ocho libras de la entrada merecen la pena. Los dos primeros pisos de música no demasiado alta, mesitas y "tranquilidad" (toda la que un sábado noche te deje tener), el tercero con un grupo en directo tocando grandes clásicos del rock/punk británico, que no son pocos, y en la cuarta y última planta una terracita para el que quisiera salir a fumar, ya que no se puede fumar en ningún establecimiento público. La mayor parte del tiempo la pasamos en la tercera planta, disfrutando de las buenas versiones que estaban tocando y pugnando por que los hooligans que nos rodeaban no caigan sobre nuestras cabezas en uno de sus apasionados brincos. Un ambiente increíble y después música discotequera inglesa y americana, con las únicas salvedades de dos temazos de ayer y de hoy en castellano, La bamba y Bamboleo de los Gipsy kings, en dos palabras, ¡im-presionante! De lo más divertido, la verdad.

Ya de vuelta a casa aprovecho para hacer un par de amigas valencianas y para invitarlas el domingo a dar una vuelta en barco por el Támesis, que, por supuesto, aceptan encantadas así que el domingo nos reunimos Guille, Laura y Cris (valencianas) y María (madrileña) en Temple station para cruzar la calle y montar a un velero amarrado al embarcadero. Eva (de Ronda) también estaba citada, pero llegó más tarde de las cuatro y no estaba dispuesta a pagar 10 libras por pasar allí la tarde por muy divertido que fuera. Y la verdad fue de lo más entretenido. Una fiesta desde las tres de la tarde de un domingo, con música tecno minimal, barbacoa a media tarde y en el centro de Londres con el Eye of London de fondo no es algo que se pueda hacer todos los días. Hemos tenido mucha suerte pues ha hecho una tarde estupenda de sol, así que hemos podido estar tranquilamente en una mesa charlando por la tarde y luego al caer el sol pasar un rato en el camarote principal donde estaba el DJ y la fiesta propiamente dicha. ¡Que pasada! La tarde más divertida que he pasado en Londres con diferencia.

Sí, definitivamente ha sido un fin de semana entretenido...

viernes, 7 de agosto de 2009

Conociendo Londres (¿aún más?), día 14

Pues sí, aunque no lo parezca aún me quedan muchas cositas que conocer de esta ciudad. Hoy me he propuesto ir a ver el London museum en el que se puede encontrar todo lo relacionado con la historia de esta ciudad.

Me pongo en marcha tras un buen desayuno/almuerzo/comida. En teoría no me va a llevar mucho más de media hora andando desde mi casa por que está en la zona de la City. De camino me voy encontrando edificios de lo más curiosos, todos ellos de oficinas y con unas formas realmente curiosas, hay uno que incluso tiene en su parte más alta tiene algo que parece una de las ametralladoras anti-naves que se pueden ver en la guerra de las galaxias, algún día resolveré la duda de para que sirve, si es que en realidad no es lo que aparenta...

Ya en el susodicho museo lo que me encuentro son varias zonas, desde los primeros asentamientos humanos en la zona del Támesis bajo lo que ahora es la ciudad en la prehistoria, los utensilios que usaban en la caza, restos de huesos y calaveras de animales de entonces y su forma de vida. Es curioso ver como ha ido evolucionando la organización de los poblados a lo largo de los siglos y lo que comían y como lo recogían/cazaban. Otra zona dedicada, como no, al gran fuegao (The great fire) que devastó durante tres días Londres en 1666, un incendio que acabó con tres cuartas partes de la ciudad. Nos cuentan donde se inició el fuego y como se fue extendiendo a lo largo y ancho de la ciudad, muestran los instrumentos que se utilizaron durante la extinción, como funcionaban en aquel entonces los "camiones" de bomberos con un curioso sistema de bombeo accionado por dos largas palancas accionadas por otros tantos operarios, y una lista de los pocos edificios que sobrevivieron al fuego. Por supuesto la práctica totalidad de las casas estaban construidas con madera y barro, así que la mayoría de los edificios que se salvaron fueron templos, iglesias y el castillo en el que vivía el rey. Se pueden ver periódicos de diferentes países contando la noticia con dibujos reproducción de la catástrofe que estaba ocurriendo, como se recaudaron fondos a lo largo de todo el país y como la gente ayudaba aún habiendo pasado poco tiempo desde una epidemia pocos años atrás. Además de eso se puede ver la forma de vida de antes y de después del Great fire y cosas así. Un museo con partes interesantes.

Tras esto me puse en camino a The monument, una construcción junto a London bridge desde la que se puede ver una estupenda panorámica de Londres. Cuando llego poco antes de las cinco y media veo que es de los pocos monumentos que cierra sus puertas a las cinco, en lugar de a las seis como lo hacen el resto de los existentes en Londres, así que vuelvo a casa para descansar un rato, avanzar algo en un trabajo de clase y cenar antes de pasar por el hostal a ver que se cuece por allí. De camino a casa me encuentro con Leadenhall Market, unos grandes pasadizos bajo edificios que antiguamente eran mercados y que ahora se han convertido en zona de reunión de un gran número de trabajadores de la City londinense a la salida de sus trabajos. Es una estampa de lo más curiosa ver a cientos de personas con traje tomando cerveza y ocupando la calle en toda su plenitud y divertido atravesar entre tanto traje con mis deportivas, mis vaqueros y mi camiseta más blanquita.

El paso por London bridge me deja alguna foto nocturna con cuasi-luna llena muy bonita. Es un puente perfecto para hacer este tipo de fotos, pero con una cámara que capture más luz nocturna y un trípode para no mover la cámara se podrían tomar unas fotos mucho más elegantes. Desde él se pude ver al fondo sobre el río Tower bridge iluminado rodeado por los edificios de la city más altos y junto a la fragata exposición de la que ya hemos hablado. La noche en el hostal es entretenida y conozco a mucha gente de italia, americanos y canadienses. Pasamos un buen rato jugando a Jenga y charlando con el chico que tiene turno de noche en la recepción del hostal.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Luna llena..., día 13

Otro día de esos de madrugar para producir, me levanto y por fin encuentro vida en mi casa, está Salomé, la amiga australiana de Andy, que a diferencia de lo que yo creía y por lo que hemos estado hablando, no vino con el primo de éste desde Australia, sino que vino un día después y allí ni siquiera se conocían. Se va a quedar un tiempo en Londres para conocerlo y me comenta, mientras me preparo algo de comer, que se va a ir a dar una vuelta por algún mercadillo a ver si ve algo que le guste.

Cuando termino de comer me pongo en marcha hacia el hostal de los rondeños, que pilla cerca del Tate modern, donde vamos a terminar de ver la planta que dejamos sin patear ĺa vez anterior que pasamos por allí. Justo en un lateral del famoso museo se encuentra el teatro-museo en el que Shakespeare comenzaría a llevar a cabo su prolífica obra, no entramos a ver in situ la zona de representaciones pero es posible que la semana que viene me pase a ver una obra de teatro y así aprovecho y lo conozco por dentro. Es curioso que el día anterior no nos fijaramos, pero frente al museo se puede ver una pequeña carpa con unos cuantos tele-objetivos por los que se puede ver un halcón peregrino que ha hecho su nido justo en lo más alto de la torre del Tate.

Me ha gustado la última planta, es arte más contemporáneo y en ocasiones mucho más abstracto que lo que se podía encontrar en la planta dos. Se pueden encontrar proyecciones, salas completas dedicadas a un artista, arte diferente, arte más chocante, más impactante para los sentidos y con mucho menos sentido en muchos más casos, arte vivo, como viva estaba la punky italiana tan maja con la que nos encontramos y estuvimos "parlando". La verdad es que es un museo imprescindible para todo el que pase por Londres, uno de los más curiosos e interesantes de ver de los que he pisado y recorrido.

Me despido del Mark, el italiano con quien termino la visita y me dirigo a casa a cenar y a descansar un poco. Hemos quedado en dar una vuelta por la noche por Bricklane, junto a mi casa así que me viene estupendamente. Cuando llego a la puerta de la estación donde quedamos me encuentro a Guille, un pamplonica al que me presento y por fin llegan los refuerzos, al final se han juntado los tres españoles, tres italianos, y un par de franceses. Esto pinta bien xD. Lo primero que les presento es el 1001 para no perder la tradición, aunque es una pena que la zona del fondo esté cerrada y nos tenemos que conformar con disfrutar de la zona de lectura abutacada. El calor es asfixiante y los franceses, un italiano y yo salimos a tomar el aire y terminamos conociendo a un par de tipos de la zona de lo más colgados (por qué será que siempre se nos acercan los tipos más raros?) . Uno de ellos había estado en Kentuky y decía no sé que del presidente Obama y que si era de Tanzania... Vamos que antes de en Kentuky, donde nacen los pollos fritos, este ha estado en Raticulí por lo menos.

Luego una vuelta por el hostal con toda la tropa en el que hay un ambiente considerable, así que allí pasamos un rato y luego de vuelta a mi casica de camino con Guille, que antes estaba en el hostal pero se cambió a un piso a los cuatro días de estar en Londres.

martes, 4 de agosto de 2009

Descansando, día 12

Uf, que tarde se me ha hecho y aún estoy en la cama... Así que cuando me levanto ya no queda nadie en el piso y ya van tres días sin ver un alma por aquí, es lo que tiene esto de hacer horarios continuados de estar fuera de casa. Una duchita y me preparo unas salchichas al vino francés con verduras acompañadas de la típica crema de patatas y de la salsa hecha con Bisto, un concentrado que hace unas salsas de la muerte, todo ello al horno como manda la tradición, la verdad es que está de rechupete.

Me pongo en camino hacia el Science museum para investigar un poco por qué dicen de él que es algo parecido a un parque de atracciones para niños. Un transbordo de metro y me planto en un periquete a la entrada del susodicho museo. La verdad es que sí que es un poco como un parque temático, pero en lugar de tematizar civilizaciones como Port Aventura tematiza épocas del avance científico, la primera parte dedicada a la máquina de vapor tan importante durante la revolución industrial y todas sus variantes hasta otra dedicada a la investigación espacial, pasando por toda clase de vehículos con variedad de tipos de propulsión (turbina, combustión, vapor...). El Fórmula 1 en el que Hakinnen chocó en el GP de Alemania en 2005 a más de 200 (millas, claro) por hora. Una planta con multitud de maquetas de barcos de todas las épocas sobre el avance de la marina, un poco de historia de las matemáticas y la aplicación de medios mecánicos y electricos/electrónicos para su resolución, una sala llena de comics sobre la energía (sí, un poco extraño) y alguna cosilla más. Han querido hacerlo todo demasiado espectacular y les ha salido eso, un edificio para admirar espectaculares maquetas sobres diferentes temas. A mi lo que más me ha llamado la atención ha sido la parte sobre las formas de vida en las estaciones espaciales y la parte de matemática y computación (obviamente :D).

Cuando llega la hora de cerrar me reúno con los rondeños, que andaban en el Natural history museum y nos acercamos hasta Hyde park a tirarnos un ratito al césped a descansar un rato y hacer el pino y alguna que otra cabriola. Es increíble con lo poco que se anima la gente a bajar un rato al parque en esta ciudad, en cuanto hay un mínimo rayo de sol hay que aprovecharlo, que son escasos...

Aunque el de hoy no ha sido un día agotador tengo el cansancio acumulado del fin de semana, así que cuando dejamos Hyde park decido volver a casa a descansar bien por un día y meterme al menos siete horas seguidas a dormir, que ya me va tocando. Llego a casa pronto, me preparo una buena cena y me bajo una peli (Crank) para ver por la noche. Otro día aprovechado, aunque lo de buscar trabajo me parece que lo vamos a dejar para la próxima vez que venga, que ponerme a trabajar para cuatro días no parece una muy buena idea...

lunes, 3 de agosto de 2009

De rastro en rastro y tiro por que me toca, día 11

Me levanto sin prisa para comenzar un nuevo día. He quedado en que hoy vamos a ir a ver el mercadillo de Spitafields, que se encuentra en los alrededores del carril de ladrillos (Bricklane st.), también conocida por se una famosa zona de bares, como ya he comentado en alguna ocasión.

Como pilla junto a mi casa espero allí a la caballería y los primeros en llegar son los rondeños y junto a ellos me dirijo al mencionado mercadillo. Lo primero que encontramos son puestos de comida de todas partes, Japón, México, España, India... y por primera vez veo como se hace el sushi en directo y visto desde fuera no parece tan difícil, lo complicado viene siempre cuando te pones a hacerlo xD.

Tras los numerosos puestos de comida empiezan a verse el resto de puestos. La mayoría son puestos de ropa, pero poco tiene que ver con la ropa que se puede encontrar en Camden town. No voy a decir que sea ropa barata, un término medio, pero sí que es completamente original, camisetas de una variedad y originalidad increíbles se pueden encontrar por doquier tanto para hombre como para mujer, puestos de collares de mil clases y composiciones diferentes, chapas, complementos, bolsos, pósters e incluso un stand en el que san masajes por el módico precio de 10 libras el cuarto de hora.

En medio de la algarabía aparece por fin Fini y tras dar una vuelta por otra de las zonas del mercadillo nos vamos a tomar un mojito a la terraza de un bar de la zona. María mientras tanto se recorre el mercadillo de un lado a otro buscando chismes y cachivaches que para ello ha ahorrado, y cuando por fin termina (cierran los puestos) Fini va en su búsqueda y el resto del grupo nos dirigimos hacia mi casa a tomar un par de cervezas. Aprovechamos para acercarnos a "The ten bells" y por lo visto es un bar de lo más concurrido (ya comenté que es el bar en el que Jack el Destripador elegía sus víctimas). De camino callejeando encontramos lo que en principio nos parecía una librería de libros de segunda mano, pero que al entrar en los bajos del edificio vemos que en realidad es una exposición/performance sobre la sangre y los efuvios corporales. Sí, eso del arte contermporáneo es lo que tiene, que se sacan excusas de donde haga falta. Había un par de marcos con un par de albornoces blancos y un par de pares de pantunflos blancos ambos surcados por gotas de sangre a lo largo de toda su extensión, un par de obras realizadas con hierro bastante abstractas, una cabeza de un ñu o algún animal parecido y hasta una caja de metacrilato forrada de condones usados... Un negrito muy agradable nos lo explicó todo muy jovialmente y luego nos presentó a su mentor en el mundo del arte, aunque el autor de la obra expuesta no estaba por allí (supongo que se encontraría en cuidados intensivos recuperando toda la sangre que había empleado en sus creaciones).

Aprovechamos para entrar en un supermercado indio, uno de tantos de la zona. Tienen lo de todos los supers, frutas y verduras, zona de salsas, comidas preparadas y deshidratadas..., pero entre lo que ya conocía se podían encontrar frutas que jamás había visto, comidas precocinadas al más puro estilo indú y bolsitas de arroz de 20 kilos, de lo más curioso. Por fin encontramos un lugar en el que adquirir algo de beber que no provenga de los alrededores de Calcuta y pasamos un rato en mi casa escuchando buena música y tomando algo para después desplazarnos hasta el hostal en el que acabamos con las existencias mientras practicamos nuestro inglés entre austríacos, canadienses, franceses y de todas las nacionalidades.

Ha sido un día duro, así que según llego a casa caigo redondo sobre la cama para dormir y prepararme un nuevo día.